Los montajes mediáticos son uno de los principales legados y sellos de la gestión de Genaro García Luna, detenido en E. U. por nexos con el narcotráfico como secretario de Seguridad Pública de México, durante el sexenio de Felipe Calderón.
El más sonado, la detención de Israel Vallarta y su entonces pareja sentimental, la francesa Florence Cassez.
En esa ocasión, de manera bastante “oportuna”, reporteros de Televisa y Tv Azteca se encontraban desde el inicio del operativo en el que supuestamente se liberó a tres personas.
Después García Luna reconoció que las detenciones no fueron transmitidas en tiempo real.
Pero los shows televisados que proyectaban la eficacia del “súper policía”, no podrían haber sido posibles sin la colaboración de los dueños de las dos grandes televisoras del país.
A través de intercambios millonarios de contratos publicitarios y promesas garantizadas de elevadas cifras de ratings, fue como quedó establecida esa alianza.
Y en todo este embrollo, hubo una persona que fue clave para tender esos lazos: el panista Maximiliano Cortázar.
Cuando Felipe Calderón era presidente de México, Maximiliano Cortázar fue nombrado coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia.
Con su puesto controlaba la comunicación de 16 de las 18 secretarías de Estado que había entonces, donde acomodó a amigos suyos como voceros.
De acuerdo con el periodista Jesús Lemus, el grupo se dio a conocer como «neotimbiriches».
Maximiliano Cortázar Lara actualmente es un político militante del Partido Acción Nacional (PAN), en el que se desempeña como miembro de su Comisión Permanente.
